El hombre que la tenía se quería deshacer de ella porque no ponía huevos todos los días.

Tea es una de las tantas gallis que su único fin es ser una fábrica de huevos, y cuando no cumplen la demanda que el ser humano espera, las matan. Por suerte, dio con las personas adecuadas, que se enteraron de su triste historia y no dudaron en ayudarla y hacer posible que tuviera una oportunidad de vivir de verdad.

No sabemos exactamente qué raza es, pone huevos azulados, y tiene un tupé la mar de molón. Lo que sí sabemos es que es preciosa, y para nosotras merece el mismo derecho a ser querida y cuidada.

Cuando llegó al santuario comenzamos a ponerle implante para que no ponga huevos y así evitar futuros problemas en su aparato reproductor.

CLOROTEA