Irati nació el 5 de agosto junto con su hermana Ordesa en el santuario. Sabíamos por el tamaño de la tripa de su mamá Pirene que había sorpresa, pero el parto fue tan repentino que no nos lo esperábamos. Al nacer la primera, su mamá tuvo que seguir con el parto para que saliera Ordesa, y se dedicó a limpiarla y alimentarla.

No recibió los cuidados que necesita un bebé recién nacido, tenía frío de estar mojadita del líquido amniótico, la sangre, y estaba muy débil. Al no lamerla, no estimulaba su circulación, el funcionamiento de todo su cuerpo, y Pirene notaba que le pasaba algo.

En la naturaleza, las mamás, al vivir con el peligro de ataques de depredadores, sacan adelante a sus bebés más fuertes, para garantizar su supervivencia. Ese día, le limpiamos y pusimos en una zona donde estaba muy calentita, y los primeros días le dábamos calostro para que tuviera anticuerpos de su madre.

Por suerte salió adelante gracias a alimentarla con biberón, como todas las peques que han llegado huérfanas, siendo ahora una cabra fuerte y grande.

IRATI