Nos dieron el aviso de un caso de abandono y maltrato animal en Santa Pola. Un matrimonio dejó a su suerte en la vivienda que el banco le embargó a un cerdo vietnamita y un perrito atado, según personas que les habían dado de comer durante 4 o 5 meses.

No se pusieron de acuerdo con "la custodia" de estos animales, y su mejor opción fue abandonarlos. Por suerte la protectora de Santa Pola tomó cartas en el asunto y llamó a la Guardia Civil, que remitieron al cerdo al Río Safari por no disponer de un espacio ”mejor “ para él. En cuanto supimos que podía ir a esa cárcel para animales, pues estamos en contra de que se lucren a costa del sufrimiento y cautiverio de animales que ni siquiera están en un clima acorde a su hábitat natural, intervenimos y asumimos su acogida, para ofrecerle el hogar que se merecía después de tanto tiempo.

Su "captura" por parte del safari fue bastante traumática para él, pues «no tenían todo el día» y finalmente la sedaron para subirlo al remolque, porque le provocaron tanta ansiedad que se negaba a irse con ellos. Desde que llegó al santuario decidimos dejarle su espacio en su habitación para que se tranquilizase y confiara en nosotras, se acostumbrase a los nuevos ruidos y sonidos, olores, sabores... Y con un rato bastó para que quisiera que le rascasen la tripota, se diera un bañito de barro y explorara los alrededores del santuario.

De su caso, tenemos varias anécdotas, cuando nos avisaron, nos dijeron que era una cerdita, y le pusimos Simone, y resultó que la abuela de quién abandonó al gordito se llama igual, y los del safari ni se dieron cuenta de que en realidad era un señor cerdo, siendo Simón, y no Simone.

Gracias a quienes habéis hecho posible que su vida empiece a tener sentido, quienes cuidaron de él y su compañero y dieron de comer.


SIMÓN