Le rescatamos junto a Urbión y Pirene de un espacio en el que se encontraban en muy malas condiciones y necesitaban ser reubicados. Vivían en 6 metros cuadrados, con medio metro de estiércol como cama, con un palé en la puerta para que no pudieran salir, sin que les diera la luz del sol, casi sin poder respirar.

Los primeros días se mostraba muy desconfiada, salía corriendo para esconderse, simulando el comportamiento que tenía en la anterior finca.

Pero cuando se dio cuenta de que no queríamos hacerle daño, empezó a confiar en nosotras, nos olía y daba bocaditos, como forma de relacionarse y conocernos, sobre todo si había chuches de por medio.

Llegó estando embarazada, y al ser una cabra enana nos preocupaba que hubiese complicaciones en el parto pero finalmente todo salió bien y nació Izarbe. Es muy curiosa y cercana, y ya confía más en nosotras, y se siente segura en nuestra presencia.

VERA